Del cumpleaños a la amistad… muchas gracias por sus deseos.
Llegando ya de la
celebración de mi cumpleaños, 44, son muchos los sentimientos que me embargan y
no es nada fácil resumirlos y analizarlos. Desde los mensajes del grupo
familiar que piensan que soy el cascarrabias y al que es imposible hablarle,
hasta los amigos del deporte que se acuerdan de anécdotas siquiera juveniles
sino infantiles. De quienes se refieren de mi como Robertico o chinito, hasta
quienes lo hacen como profesor o señor Hung. Quienes viven al lado o quienes se
fueron a vivir lejos, incluso en tierras australes..
Muchísimos han sido
los mensajes que he recibido de todos ustedes y me encantaría responderlos individualmente.
Créanme que los he leído todos, cada uno de ellos me han hecho recordar y
sentir todos los momentos vividos, la época de infancia y escolaridad, de
juventud de bachillerato, los primeros acercamientos a la intimidad, la plena intimidad, física y espiritual, las
épocas de proyección social, encuentros y desencuentros, dudas y aciertos,
profesional, académico., lo que sea.
Sepan que cada uno de
los mensajes que enviaron ocasionaron en mi, agradables recuerdos.
Suele achacársele a
las redes sociales y servicios de mensajería de hoy que son impersonales y que se ha
perdido la necesaria interacción directa entre los interlocutores, puede que
sea verdad, pero a la vez, hacen que en un mismo momento se pueda en un específico
estadio, un día en especial recibir manifestaciones de cariño y aprecio de
muchos que han compartido momentos especiales, amigos del colegio, de la
universidad, amores de juventud que no llegaron más allá, otros que si, compañeros
de deporte, de trabajo, de viajes, de fiestas, de vida, todos. Que felicidad
poder recibir todas sus felicitaciones.
Déjenme decirles que
soy muy afortunado, me siento hoy la persona más feliz de la tierra y de todos
los tiempos, feliz de la infancia que tuve, de mis familia, mis padres, mi papá
que desde el cielo me da luces que me ayudan a tomar las mejores decisiones, mi
mamá, mis hermanos, mis bellas sobrinas. Como que el malo soy yo, mis tíos y
primos, todos. Mis compañeros de clases, del San Agustin de El Marqués, de la
Católica, de Lyle, de Austin, de Aix, de la Monteávila y muchos otros programas,
de trabajo, de todos los trabajos, mis compañeros y compañeras de proyectos
personales, se hayan cumplido o no, le tengo presentes, en mi corazón y en mi
alma, bien sea nos conozcamos desde hace 30 años o 30 días, todos ustedes, sin
excepción, han ayudado y contribuyen a que yo sea lo que hoy soy, una mejor persona.
Hago una pausa (hoy, 17
de febrero de 2016 a las 12:35 am) y tomo una radiografía, recuerdo que hace
instantes cuando en la celebración de mi 44 cumpleaños me dijeron ante unas
palabras que acababa de pronunciar era una lástima que no se había grabado;
dije, las tenemos gravadas en el corazón. Esas palabras y las ideas no son
otras que el verdadero valor y sentimiento de lo que debemos entender como
amistad.
No hace falta leer a
Aristóteles o a Cicerón para tener una idea personal de lo que es para nosotros
la amistad, la verdadera amistad. Pero muchas veces dudamos saber lo que en
realidad es cuando tenemos un desencuentro con quienes consideramos nuestros
amigos (he allí por ello la recomendación de leer los textos de los maestros),
pero debemos dejarnos guiar por lo que realmente sentimos, no por los otros sino
para nosotros mismos.
Me es imposible dejar
de referir lo que en mis palabras de hace instantes mencionaba sobre lo que Aristóteles
decía sobre la amistad, y es que la misma surge de tres maneras, por necesidad,
por placer o por virtud, y gracias a Dios quienes hasta hace instantes
compartimos personalmente y quienes me manifestaron su aprecio con sus visitas,
llamadas y mensajes, tengo presente y así lo siento, que nos une, la identidad
por las virtudes, aquellas que hoy en día son tan necesarias para sacar adelante
nuestro país que nos lo exige.
Nuevamente, gracias a
todos y ante sus mensajes y comentarios de amor y amistad, sepan que me tendrán aquí, observador, crítico,
y estudioso de lo que en mi campo me corresponda hacer, y más que nada AMIGO.
Un abrazo,
RHC
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