Guerra a muerte
Hoy se cumplen 203 años del decreto de
guerra a muerte que promulgase el 15 de junio de 1813 el entonces Brigadier de
la Unión, General en Jefe del Ejercito del
Norte
Simón Bolívar, cuando en Trujillo, dictase el famoso Decreto de Guerra a Muerte.
Este
decreto y su estudio ha causado siempre mucha polémica, desde quienes se pronuncian sobre su supuesta exageración y
que un contenido similar resultaría hasta genocida por los desmanes que en su
nombre se verificaran, hasta quienes justifican su promulgación ante el
contexto histórico de la época, lo que a su vez es respondido por lo que
contrarían ese instrumento en cuanto a que en todo momento siempre podría
entonces apoyarse una actuación igual ya que siempre se podrá argumentar y
conseguir una perfecta excusa para ello.
Que
cada uno de nosotros se haga su propia idea y arribe a su personal conclusión:
Aquí
el texto:
SIMÓN BOLÍVAR,
Brigadier de la
Unión, General en Jefe del Ejercito del Norte,
Libertador de
Venezuela
A sus
conciudadanos
Venezolanos: Un
ejército de hermanos, enviado por el soberano Congreso de la Nueva Granada, ha
venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber
expulsado a los opresores de las provincias de Mérida y Trujillo.
Nosotros somos
enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos, y a
restablecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela.
Los Estados que cubren nuestras armas, están regidos nuevamente por sus
antiguas constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e
independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper las cadenas de la
servidumbre, que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender
dar leyes, ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría
autorizarnos.
Tocado de
vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que
os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la
rapiña, y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados
de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más
solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República
de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la justicia exige la
vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre
del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre;
que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este
modo la mancha de nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que
no se ofende impunemente a los hijos de América.
A pesar de
nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo
corazón se digna, aún, abrirles por la ultima vez una vía a la conciliación y a
la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si
detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a
la destrucción del gobierno intruso de España, y al restablecimiento de la República
de Venezuela.
Todo español
que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios
más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria
y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el
contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro
ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos
ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se
conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra, y magistrados
civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una
palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán reputados
y tratados como americanos.
Y vosotros,
americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la
justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros
descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y
que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores
de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que
viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte
vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y
propiedades; el solo título de americanos será vuestra garantía y salvaguardia.
Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo
de nuestros hermanos.
Esta amnistía
se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan cometido
actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida, que ninguna razón, causa,
o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por
grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis pare excitar
nuestra animadversión.
Españoles y
Canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis
activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la
vida, aun cuando seáis culpables.
Cuartel General
de Trujillo, 15 de junio de 1813.
Simón Bolívar.
Texto
extraído de: https://es.wikipedia.org/wiki/Decreto_de_Guerra_a_Muerte
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