La historia y suerte del adulador Alessio Interminelli.
En todas las
sociedades y en todos los tiempos de la humanidad, ha existido un ser indeseable,
totalmente despreciable, conocido popularmente como “lame botas”, “jala bolas”,
“lambuscón”, “chupamedias”, “panegirista”,
“jaleti” y de muchas otras maneras más, pero que no creo necesario seguir
refiriendo la específica denominación que en cada sociedad le haya podido dar
históricamente o que se le dé en la actualidad, todos conocemos el carácter de
ese ignominioso personaje, quien a pesar de la repulsión que genera, toda
sociedad está condenada a tener a algunos en sus esferas, en unos tiempos más
que otros, en algunas sociedades más que otras, pero allí estará siempre el adulador,
el lisonjero.
Cabe afirmar que la
existencia de este perverso personaje social siempre existirá y jamás podremos
librarnos de el en tanto que por otro lado exista el sujeto pasivo de esa
práctica de adulación y lisonjeo, el adulado, figura que a su vez en aquellos
casos de constituir personajes igualmente detestables como lo sea su séquito de
lisonjeros y exagerada adulación puede
todo ello degenerar en lo que se conoce como el culto a la personalidad, la cual puede ser
dirigida hacia artistas, cantantes, líderes religiosos, autoridades civiles o
militares, jefes de Estado o de gobiernos. En cualquier ámbito, público o
privado, nacional o internacional, incluso el culto a la personalidad puede
darse respecto de personas vivas o ya fallecidas. Los casos de culto a la
personalidad tan variados que podemos evocar, recordar e imaginar muchos. Infinidad
de situaciones y personajes simplemente recordemos los casos de los faraones o
los emperadores romanos, o acercándonos más a nuestro tiempo el famoso
antecedente del que denominan “Líder Supremo” y “Presidente Eterno” de
Corea del Norte Kim Il-sung, luego sucedido en su liderazgo supremo por el héroe
Kim Jong-il, hasta el actual Kim Jong-un. Antes de referirnos a
casos en del continente americano, tenemos el recordado “Caudillo de España por
la Gracia de Dios” Francisco Franco y ya en tierras más cercanas y más
recientemente al “Chivo” Rafael “Chapita”
Trujillo como ejemplo caribeño. Pasan por nuestra mente muchos
otros casos, cada país, cada sociedad, cada comunidad y su entorno, en mayor o menor grado, tienen el suyo, a ver, cada quien puede recordar e
imaginar el suyo, pero como estas reflexiones no son sobre el culto a la personalidad
–tema de interés que bien podemos abordar en otra ocasión- , sigamos con el de los aduladores.
Hace unos cuantos días
al observar noticia en la que aparecía un personaje una abierta y descarada
manifestación de adulación y grosera genuflexión ante algo que es totalmente un
sin sentido que raya en absoluto cinismo (cada uno puede imaginar una situación
inverosímil en nuestras sociedades, no es difícil), quise comparar ese denigrante
comportamiento con algún personaje de la historia universal que haya sido
conocido por habilidades de lisonjería, buscar pues en el laberinto de la humanidad
el ser más “jala bola” que haya podido existir. Tarea no fácil, pues los exponentes del
presente parecen opacar cualquier heroica empresa pasada de ganarse la vida
arrastrándose y sometiéndose a la voluntad de otro, como bien refería a
mediados del Siglo XVI Étienne de La Boétie, sometiéndose a una “servidumbre
voluntaria”.
Basta con poner en
cualquier buscador en internet “adulación” o “adulador” y de los resultados
podemos observar que es un tema más que trillado y espinoso, porque casi siempre se
habla del adulador en abstracto, como un personaje perverso del
que todos sabemos como es, su proceder y lo reconocemos, pero ello ocurre sin
identificarlo plenamente, menos aun señalar con sus nombre a estos cínicos y perversos seres, a pesar de conocer todos nosotros los nombres
y apellidos de los que son nuestra cuota en este tiempo y espacio .
(Incluso aparece la canción venezolana del
Jala Bola de Rafael Garrido https://www.youtube.com/watch?v=meM2CzEsseU
)
Del resultados de una búsqueda
general en internet son múltiples las frases que sobre adulación se le
atribuyen a personajes históricos que se hayan pronunciado contra la adulacion como lo son, Michel de Montaigne: “Prefiero ser inoportuno e indiscreto antes que adulador y taimado”, William Shakespiare: “Aquel a quien le
gusta que le adulen es digno del adulador”, Jean de La Fontaine: “Todo adulador vive a expensas de quien le
escucha”, Francisco de Quevedo: “La
adulación, bajeza del que adula; engaño del adulado y aún bajeza de los dos;
porque su bajeza muestra el que gusta de su adulación, que no se fía en el
valor de sus méritos”y hasta a Aristóteles se le refiere como autor de
afirmaciones como: “Un adulador es un
amigo que es inferior a nosotros o que pretende serlo” y “Todos los aduladores son mercenarios, y
todos los hombres de bajo espíritu son aduladores”.
A pesar de la
magnífica herramienta de investigación que es Internet, no es tarea fácil encontrar
referencias directas a los aduladores sobre esta especial característica de su personalidad,
en serio resulta difícil, hagan el siguiente experimento, pongan en cualquier
buscador al personaje que usted considere más lisonjero, más “jala bola” en su
entorno social, el más “arrastrado”, por lo general suelen ser aquellos que están
al servicio de regímenes dictatoriales y tiránicos, cuya actuación no es otra
que la de ser sumisos y cumplir sus más bajas misiones y que por lo general
resultan siendo uno de los personajes más radicales en la ejecución de las
prácticas violatorias. Pongamos como ejemplo el de Nikolái Ivánovich Yezhov, quien a pesar de su total sumisión y genuflexión
ante Stalin, al no serle más útil literalmente lo “borraron de la foto”. El hecho
es que difícilmente conseguiremos referencia directa a los aduladores por tal comportamiento
sino a la adulación como un mal muy despreciable.
Pues siguiendo con mi investigación
y afán de ubicar al personaje más adulador de la historia de la humanidad,
conseguí dos casos específicos, el primero el de Waylon Smithers, personaje ficticio de la serie Los Simpson que es el
adulador del Señor Burns, que si bien es un personaje interesante de estudiar,
no despertó mayor interés en continuar en ello. El segundo caso y que sí considero
es de relevante importancia, lo conseguí nada más y nada menos que en el octavo círculo
del Infierno de Dante, específicamente en el segundo aro, que es el reservado
especialmente a los aduladores.
Lo relevante de este hallazgo no solo es
que Dante Alighieri ubicase de manera tan profunda en el infierno a los
aduladores, con lo que queda en evidencia la bajeza de esta práctica, más
profundo que el de los homicidas y ladrones, sino a la condena a que están sometidos
que no es otra que la de encontrarse inmersos en excrementos humanos, y es en
este profundo nivel del infierno que pudo el poeta identificar a dos personajes
conocidos, uno de ellos es Thais, una prostituta a quien Terencio refiriera en
una de sus obras ya en el siglo II antes de Cristo, y el otro, un personaje que
al percatarse que el poeta lo observaba lo increpó y Alighieri lo señalase con
nombre y apellido "Alessio Interminelli", y para que no quede duda alguna señala
su pueblo “Lucca”.
Así habrá sido el comportamiento, la
sumisión, el nivel de adulación y genuflexión de Intemrinelli para terminar
allí, será que es de alguna manera comparable con las prácticas de reciente
data? en nuestras sociedades? cuantos más estarán compartiendo la misma suerte
de Interminelli? cuantos más la compartirán en un futuro? hay puesto para tanta
gente en esa paila del infierno?
A continuación el XVII canto de El Infierno
de Dante Alighieri. Como siempre, arribe el lector a sus propias conclusiones:
"Llegamos
a un extremo, donde alcanza
el
arco con sus bordes a juntarse,
y
es pilar de otro puente que se avanza;
siento
de allí una grita levantarse,
con
bufidos de gente condenada,
y
unos a otros coléricos golpearse.
La
pendiente está toda embadurnada
de
sucio orín, que la nariz ofende,
y
que náuseas provoca a la mirada.
En
vano el ojo penetrar pretende,
aquella
hondura, sólo percibida
de
la alta roca a cuyo pie desciende.
Vimos
allí una turba zabullida,
que
chapoteaba en una cloaca inmunda,
a
estercolar humano parecida;
y
en medio a la asquerosa baraúnda,
uno
de ellos, que clérigo barrunto,
con
excremento su cabeza inunda.
«¿Por
qué me miras», preguntó el del unto,
«y
no a esos brutos?» Con el ojo fijo,
le
respondí: «Porque eres un trasunto,
«de
uno limpio de pelo, y bien colijo,
eres
Alessio Interminei, de Luca:
por
eso en verte aquí me regocijo.»
Y"
él, entonces, golpeándose la nuca,
dijo:
«Aquí purgo la lisonja aviesa,
que
con la lengua al prójimo embauca.»
«Ahora,
adelanta un tanto la cabeza,»
dijo
mi guía «y mira hacia adelante,
para
que tu ojo clave con fijeza
«esa
descabellada lujuriante,
que
se rasca con uñas de merdosa,
y
se acuesta y levanta a cada instante.
«esa
es Thais, la puta licenciosa,
que
al decir su cortejo: ¿Estoy en gracia?
le contestó: ¡Y muy maravillosa!
¡
vamos! ¡ qué tanta podredumbre sacia.!"
Fotografía tomada de: https://laexuberanciadehades.files.wordpress.com/2014/06/canto-xviii1.jpg
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