Lo más desmoralizante de ser víctima del crimen en la Venezuela del Siglo XXI
Hace pocas horas otro profesional del derecho y buen amigo,
en la puerta de acceso a los tribunales civiles fuimos víctimas del crimen. Otros
más, nuevamente, ya que como la gran mayoría de los venezolanos esto no es cosa
nueva, y mientras escribo estas líneas,
mejor dicho, desde que el hecho ocurrió y escribo estas líneas, hago lo que todas
las víctimas del crimen en Venezuela, hacemos. Preguntarnos ¿Por qué?, ¿Qué
pasó?, ¿Nos descuidamos?, ¿No advertimos que el lugar al que nos dirigíamos era
peligroso?.¿agradecemos a la providencia que menos mal no llegó a mayores las consecuencias?,
¿debimos haber opuesto resistencia? ¿mejor ni hubiésemos ido?. Viernes 9:30 de la mañana, nos disponíamos a revisar
causas judiciales civiles que atendemos como profesionales del derecho. ¿Qué
hacemos dejamos de trabajar?.
Antes de continuar con mis reflexiones tengo que hacer unas precisiones
a aquellos que leen estas líneas y no son venezolanos, muchos de los cuales que
teniendo amigos venezolanos en el exterior nos tildan de mentirosos y exagerados
cuando nos referimos sobre los niveles de inseguridad en el país y creen que
son palabrerías nuestras. pues me atrevo a afirmar que no existe ningún solo habitante
de la que se refiriera como “tierra de gracia” que no haya sido víctima de algún
hecho criminoso, cualquiera sea su
magnitud, cualquiera hayan sido sus consecuencias, cualesquiera los detalles, y
no existe ni un solo venezolano que todos y cada uno de los días imagine que
eso le puede pasar y haya repasado por su mente de qué manera reaccionar. Hace
un tiempo era muy remoto imaginarse que uno o su entono cercano pudiera ser
víctima del crimen, ya nuestra disposición mental no es si pudiera ocurrir,
sino especular como hemos de reaccionar cuando eso ocurra. Créanme, los
venezolanos podemos hablar mucho, y algunos más que otros pueden inventar cosas,
pero la situación es así de grave, al parecer los únicos que a regañadientes
dicen los contrario no hacen más que defender regímenes totalitarios y
cleptocráticos, pero esas son otras reflexiones que por ahora dejemos a un
lado. Si, la situación es grave, no en vano nuestra situación económica ha sido señalada como la más
miserable a nivel mundial.
Hoy fue simplemente un teléfono celular, y que como aparato
no vale nada y a pesar de las dificultades de conseguir otro, uno puede
arreglárselas y buscar otro sencillo, que dicho sea de paso el mío era del más económico
“para que si me lo robasen no perder tanto”; es más, la información que allí se
encontraba contaba con respaldo, por lo que no será mayor complicación. Pero
como definir esa interna sensación, que por más de indescriptible sabemos que
todo venezolano la tiene pero no encuentra las palabras exactas para describirla, decepción,
tristeza, desolación, incluso odio, repulsión, desesperanza, resignación, desilusión,
hay quienes incluso hasta culpa han sentido por atreverse a salir tarde de sus
trabajos a o salir con amistades, y luego de ser víctimas señalan que sienten
pesar por no haber podido prever la situación. Culpa, si, culpa.
Para mí hoy, fue un teléfono, en algún momento compraré otro,
antes fue una computadora, instrumentos de trabajo, pude comprar otra, antes de
eso un dinero, antes un vehículo, que no se pudo recuperar, incluso uno pierde memoria
de lo que ha sido arrebatado de manos de la delincuencia.
Que podemos decirle a aquellos que han perdido un ser
querido, su pareja, sus padres, sus hijos, niños cuya única culpa fue la de
nacer en esta tierra de gracia y estar jugando en el patio de la casa en el
preciso momento que a cientos de metros existe una balacera en una zona de paz.
el abuelo que pasó toda su vida útil cotizando a un seguro social y cuando su
pensión no alcanza para absolutamente nada, entiendan los que no vivan en
Venezuela, la pensión de vejez es materialmente de 15 dólares al mes. que un
paciente de cualquier enfermedad, CUALQUIERA, no consiga, ni en hospitales, ni
en farmacias, ni en clínicas, el más sencillo tratamiento, es más, no es posible
adquirir papel higiénico de libre manera. Alimentos?. es una escena cada día más normal, el de personas hurgando
en la basura para poder comer cualquier cosa. ¿Qué tiene que ver todo esto con
el robo de un teléfono celular, el mío de esta mañana?, todo, todo tiene que
ver, no es el mío, es el de Pancho, es el del señor que vio todo y dice ¡Que
problema!, la naturalidad de las autoridades, la negación de los políticos, la
aceptación de la población, el saber que bueno, veré como resuelvo, y hemos
desviado la atención de lo importante, y es que todos, absolutamente todo se
encuentra relacionado.
Lo más desmoralizante del robo, de las carestías que tenemos,
de la dirección hacia la hambruna inminente, la exacerbación de la violencia,
la inseguridad jurídica, es nuestra callada y perenne aceptación, el agachar la
cabeza y no reclamar con la energía que amerita a los culpables y que no son
otros que aquellos que empujaron al Estado a eso que llaman socialismo del
siglo XXI, que no es más que un sistema cleptocrático y totalitario.
No me pondré a desarrollar como hago en mis reflexiones de
filosofía política la teoría de los orígenes del Estados, sus fines, sus
mecanismos, el derecho constitucional o la vigencia del Estado de derecho, pero
algo si puedo decir, que esto, la República Bolivariana de Venezuela de hoy no
es lo que debemos entender como modelo de Estado de derecho, muy lejos estamos
de poder llamar esto un Estado de derecho, esto no son más que cosas inconstitucionales
y que en consecuencia todos los demás flagelos como la criminalidad, la
devaluación económica y hasta las más extintas enfermedades han vuelto.
Las cosas hay que decirlas, y hacerlo con claridad, Venezuela
jamás pasó al siglo XXI, es más desde el propio mes de enero de 2000, técnicamente
lo puedo precisar unos cuantos meses antes, Venezuela retrocedió al siglo XIX, ni siquiera a sus finales, sino a sus principios.
La verdad es que vivimos en una sociedad tribal, barbárica,
plagada de los que una vez llamé como los caudillos 2.0, y tiranos 3.0, que en
base a engaños, y sofismas, plagados de falacias y eufemismos en sus discursos no
han hecho más que expoliar y robar, y lo peor es que no son los que roban y
atrancan celulares, computadoras o vehículos, son los de peor calidad, los más
detestables ladrones y secuestradores, esos que roban sueños, ilusiones y vidas,
son los secuestradores de la felicidad, de la moral y de la paz, los asesinos
de la dignidad.
Siguen las reflexiones. ¿Qué hacemos?, yo?, me compro, o veo
como hago para comprar otro celular. Aja, los ladrones seguirán allí robando, haciendo
lo que les dé la gana. No estoy hablando de los que nos robaron los teléfonos, sino de aquellos
que a todos nos han robado el país, los que nos secuestraron la patria y nos la
muestran golpeada, amordazada y maniatada, y a modo de burla y desafío dicen
que allí la tiene bajo su cautiverio ¿Qué hacemos con esos criminales? con esos
secuestradores.
Pues comparto con ustedes que muy lejos a como parece, los secuestradores
no son muchos, pero la técnica que han venido utilizando y hasta ahora les ha funcionado
es la de hacer creer a nosotros, los secuestrados, que tenemos al lado otro secuestradores,
es más, han hecho creer a muchos secuestrados que no son tales, por lo que mediante
dádivas y privilegios, por una parte, o intencionalmente generando necesidades,
por otra, artificialmente han creado un entramado de corrupción, genuflexión y
seguimiento ciego a los secuestradores. Un síndrome de Estocolmo nacional frente
al régimen, y así es como se entiende que todos nuestros allegados en todos los
poderes públicos secuestrados a pesar de pasar las mismas penurias que padecemos todos, entre ellas las de ser víctimas de la criminalidad, manifiesten que esto
es todo un absurdo.
Y cómo se hace para ayudar, porque efectivamente es eso, una
ayuda, a esos que aun sufren del síndrome
de Estocolmo general frente a este absurdo que es el socialismo del siglo XXI, simplemente
mostrándoles la realidad de la pauperización actual y que ya no es de simplemente
ver comparativamente a otras sociedades, sino respecto de nosotros mismos hace
17 años, esos mismos 17 años que nos han robado de fantasías y de ilusiones,
son 17 que hemos estado secuestrados.
Leía hace poco unas palabras de Fernando Sabater que
profiriera en unas conferencias en el año 2005 sobre conciencia, ciudadanía y
corrupción, en las que expresaba:
“una sociedad ignorante es una sociedad en la cual la democracia va a
funcionar de una ¡manera muy mala; una sociedad ignorante buscará caudillos y
una sociedad educada buscará líderes, entonces el problema del caudillismo no es más que un problema de la generalización. ¿Cuáles
son los deseos de la ignorancia?, el caudillo,….
(…) “…No vamos a decir, “vamos a ver que hacen los políticos”;
y a ver, ¿Qué hace usted? ¿Qué hacemos los demás también? … los seres libres no se preguntan qué va a pasar, sino qué vamos a hacer, y lo que hay que
preguntarnos es qué vamos a hacer frente a esas condiciones…
“
Me pregunto ahora yo, ¿Qué vamos a hacer?, ¿Qué voy a hacer?.
pues mientras pueda, y quiera, que es mucho, quedarme aquí, en Venezuela, en
Caracas, aprendiendo y combatiendo, enseñando y luchando, ayudando y ser la voz
de muchos secuestrados que cuando leen mis reflexiones se solidarizan con ellas
y me dicen que no pueden aún abiertamente expresarse, que el secuestrador al
darse cuenta que los efectos del síndrome de Estocolmo se están disipando
arrecian las amarras y mordazas, pero saben que la liberación llegará.
Qué hacer?. Pues como entenderán, ya drené un poco la frustración
de ser nuevamente víctima de lo que han tratado de vendernos como patria pero
que no es y no me queda otra que ir a procurarme un telefonito, por lo que si
alguno me facilita uno será agradecida su atención.
Que bueno tu articulo así nos sentimos todos, puedo compartirlo... ??? lamento lo de tu teléfono pero no me voy a poner a decir porque me saca la piedra, disculpa, que menos mal no te paso nada... es que lo normal seria que no te pasara nada! un gran abrazo baci Luz Maria
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