Venezuela. Indignante último lugar en respeto institucional
El día de hoy, 28 de septiembre de 2016, el Foro Económico Mundial publicó su Informe de
Competitividad Global 2016-2017, en el que analizando 12 sub-factores ubicados
en tres grandes grupos, se valoró la competitividad de 138 países.[1]
Los grupos de factores y subfactores son; A) Requerimientos
básicos; 1. Instituciones, 2. Infraestructura, 3. Ambiente macroeconómico, 4. Salud
y educación primaria; B) Potenciadores de eficiencia: 5. Educación superior y
capacitación, 6. Eficiencia de mercado de bienes, 7. Eficiencia de mercado
laboral, 8. Desarrollo de mercados financieros. 9. Preparación tecnológica, 10.
Tamaño y amplitud de mercado; C) 11. Sofisticación de negocios, 12. Innovación.
De los 138 países evaluados, Venezuela resultó en la posición
130, quedando solamente por encima de Liberia, Sierra Leona,
Mozambique, Malawi, Burundi, Chad, Mauritania y Yemen.
Como
si dicha posición no fuese lo suficientemente desalentadora y preocupante en
cuanto a la situación del país, cuando se analiza con mayor detalle los distintos
elementos en que a su vez se subdividen los factores y subfactores, la
apreciación y conclusiones empeoran, especialmente en aquellos aspectos
relacionados con la institucionalidad democrática y seguridad jurídica.
En
cuanto al primero de los índices evaluados, como el de la
institucionalidad, encontramos que Venezuela ocupó el puesto 138, esto es el
último de la lista de los países analizados, última posición no solo en la
valoración total de este elemento, sino que obtuvo prácticamente la peor de las
valoraciones en cada uno de los sub elementos que comprende el estudio tales
como; 1. Derecho de propiedad, 2. Protección de propiedad intelectual, 3.
Diversificación de fondo públicos, 4. Confianza en los funcionarios públicos,
5. Pagos irregulares y coimas, 6. Independencia judicial, 7. Favoritismo en las
decisiones de funcionarios públicos, 8. Desviación / desperdicio de gasto
público, 9. Regulaciones gubernamentales, 10.eficacia del sistema jurídico de
resolución de conflictos, 11. Eficacia del sistema jurídico en el control
normativo[2],
12. Transparencia en la ejecución de políticas públicas, 13. Incidencia del
terrorismo en los negocios, 14. Incidencia del crimen y violencia en los
negocios, 15. Crimen organizado. 16. Fiabilidad de los servicios de policía,
17. Comportamiento ético de firmas, 18. Fortaleza de las auditorías y reportes,
19. Efectividad de las cuerpos deliberativos, 20. Protección de accionistas
minoritarios, y 21. Fortalezas de protección de inversiones.
Como
puede meridianamente concluirse de dichos resultados, es muy grave la
institucionalidad en Venezuela, teniendo una gran incidencia en dicha
valoración actuaciones como la falta de independencia del poder judicial, el
desconocimiento del Estado de derecho y la perversa concepción de los regímenes
excepcionales y de emergencia a que recientemente ha recurrido el ejecutivo
nacional, así como desde abril de 1999 hasta diciembre de 2015, de legislar
mediante decretos normativos, que es de reiterar, ello solo es posible en casos
de verdaderas emergencias, no generales por el propio régimen, y cuya
interpretación es restrictiva.
Necesita
Venezuela para empezare a remontar esa aciaga posición, además de la toma de
medidas de carácter económicas, muchas otras de carácter social y jurídica de
promoción de una cultura de respeto a la institucionalidad democrática,
democracia que no se acaba en lo puramente electoral, que si bien es
importante, lo son más otros institutos como el de separación de poderes,
autonomía e idoneidad del poder judicial, sujeción del poder militar al civil,
respeto de los derechos humanos y su interpretación progresiva, entre los que
se encuentran además del derecho a la vida e integridad física, otros como el
derecho a la propiedad, al acceso a la justicia, a la información pública, a la
participación política, y dentro de ésta la de solicitar y llevarse a cabo las
revocatorias de los mandatos de elección popular, todo sin lo cual, en modo alguno
podrá levantarnos de tan infame puesto 130, el último de Latinoamérica, el
último del continente americano, casi el último del mundo.
Fotografía tomada
de:
Ne es Venezuela, sino el regimen que padecemos.
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