El asunto de los artistas y lo que pasa en Venezuela
Admitámoslo,
uno de los principales problemas con los artistas, en la mayoría de la
farándula, su mayor parte, es que no leen, no estudian (realmente no es por eso
que son reconocidos precisamente, aunque en efecto si tenemos grandes pensadores en ese foro, pero ha de ser en una proporción muy reducida), ergo, cuando su posición política o
descontento por la situación actual es rebatida se les dificulta enormemente
sostenerla con argumentos suficientemente robustos, entonces cuando se
ven en esa situación, la salida más común es la de soltar cualquier
expresión que se les ocurre (o bloquear sus cuentas en redes sociales) que en
ocasiones, muchas, le hacen un flaco favor o en el peor de los casos, pero que
igual suele ocurrir, a menudo dejan mal parado al interlocutor
sobre su inteligencia para enfrentar tales situaciones. (*)
Baste
revisar las recientes noticias y en especial de la farándula en que
personas de medios se atribuyen frente a otros del mismo foro una venezolanidad
mayor o más activa, y que ello en cierta forma podría verse
afectado si se está o no en el territorio nacional, o si se
expresan o no con mayor contundencia contra el régimen, de todo lo cual
se haría depender el ser más o menos resistentes o complacientes con el
régimen.
Resulta
tarea de más difícil poner a esta gente a leer y estudiar, mas si basta nunca
lo han hecho y se quedan en 140 caracteres, mas difícil aún sino imposible
pedirles un estudio profundo sobre teoría política y jurídica sobre la
situación que atraviesa nuestro país, pero es preciso señalar que eso mismo que
está ocurriendo es propio de los regímenes totalitarios, ello en cuanto hacer
uso de la gran influencia social de estas personas públicas de
foros artísticos (incluidos deportistas, actores, cantantes, diseñadores,
pintores, escultores, poetas, entre otros).
Los despotismos
intentan y logran crear situaciones de enfrentamiento permanente, confrontación
existencial, búsqueda de aduladores, compra de conciencias, creación de
necesidades de alimentos y medicinas, manipulación de esperanzas, y otras
manipulaciones. Si no se está conmigo se está contra mí.
Son
recurrentes el uso de falacias, eufemismos, la manipulación del lenguaje,
confundir país, Estado, nación y gobierno; el patriotismo con
patrioterismo, nacionalismo con chovinismo, venezolanidad con venezolanaje.
Señores,
nos secuestraron el país. Lo que hoy vivimos no es Venezuela, los
que atentan contra ella no son verdaderos venezolanos, no son más que unos
truhanes.
Entiendo
a quienes afirman que no quieren volver hoy a Venezuela, quienes no
se sienten hoy venezolanos, incluso quienes reniegan hoy de Venezuela. A ellos
les respondo y reitero, hoy eso, esta zozobra no es Venezuela, la
verdadera está secuestrada, manchada, ultrajada, violada.
Rescatémosla
de sus salvajes captores y no le hagamos el juego a esas prácticas que no tienen ninguna otra intención que la de crear esa contradicción existencial entre quienes abrazan un mismo fin que es la libertad de la república.
(*) Ante
la recepción de observaciones que señalan que las personas a que se hace
referencia en este ensayo en cuanto a que los mismos tienen sus talentos y no
tienen por qué tener conocimientos específicos sobre política, y que tales
reflexiones pudieran ser entendidas como una invitación a no expresarse y
manifestar su parecer frente a los desmanes del régimen, es menester señalar
que muy al contrario, lo que se hace en invitar a todos en general a manifestar
su descontando, en eso consiste la democracia, en activamente reclamar los
derechos de los ciudadanos frente al Estado, que es el sujeto pasivo de las
obligaciones y no es el texto constitucional instrumento de ejercicio del poder
sino su límite, pero esa invitación va más allá, es además de ser activos en la
reclamación de los derechos vulnerados, la de prepararse con mayor ahínco en
temas de política, y evitando bajo pretexto de no querer involucrarse, ser
silente cómplice de los que hoy nos aquella. Simplemente recordemos donde
estábamos hace 18 años y como pudimos evitar tanto daño al país, simplemente
por no querer hablar de política. -son cosas distintas la política
arquitectónica, la política agonal y la política existencial, pero no es este
hoy el foro para esa sesión-)
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