Intimidad entre letras
Tengo una extraña manía,
aún no se si buena o mala, pero sí que con el tiempo se ha acrecentado, y es que
en ciertas épocas cuando aboco a estudiar y adentrarme en determinados temas, a
veces muchos a la vez, sin importar que haya dedicado todo el día a la lectura
y reflexión.
A pesar del cansancio, no puedo ir a dormir sin que, ya acostado, haga unas últimas lecturas, y en consecuencia, ulteriores reflexiones, en todo caso, el hecho es que siempre suele resultar que a altas horas de la madrugada termino yo en la cama, que resulta haberse convertido en una suerte de biblioteca, más bien un templo, con hasta media docena de libros abiertos a la vez, de varios temas, múltiples, guías, notas personales, marcadores, bolígrafos, y con esto de la tecnología no solo la computadora, sino también otros equipos en los que hay abierta páginas, al igual que todo el material que circunda, con temas que van desde historia, derecho, filosofía, arte y hasta poesía.
A pesar del cansancio, no puedo ir a dormir sin que, ya acostado, haga unas últimas lecturas, y en consecuencia, ulteriores reflexiones, en todo caso, el hecho es que siempre suele resultar que a altas horas de la madrugada termino yo en la cama, que resulta haberse convertido en una suerte de biblioteca, más bien un templo, con hasta media docena de libros abiertos a la vez, de varios temas, múltiples, guías, notas personales, marcadores, bolígrafos, y con esto de la tecnología no solo la computadora, sino también otros equipos en los que hay abierta páginas, al igual que todo el material que circunda, con temas que van desde historia, derecho, filosofía, arte y hasta poesía.
Cuando por fin el sueño
me vence, suele hacerlo sin que me permita deshacerme de los variados accesorios
que me rodean, y claro, sin que todas las ideas
que han revoloteado en mi cabeza hayan podido desvanecerse, lo que en muchas
ocasiones resulta a una abierta invitación a esa magia que se crea cuando entre
despierto y dormido, medio consciente y semi-inconsciente, esas ideas, frases,
palabras y letras, son ingrediente de las mas surrealistas experiencias propias
de la fase noctambular llevado de la mano de Nyx.
Como en todo sueño, el
hoy puede ser el mañana o el ayer; se está aquí y a la vez allá, en un instante
los personajes se vuelven otros y las escenas se desvanecen, se confunde la
realidad presente, con la ilusión pasada, con el futuro extrañado; no hay
lugar, no hay tiempo, no hay modo, no existe el por qué, y menos aún el por qué
no; no hay gravedad, se flota, se siente, se vuela, se nada, se corre, se ama, se
besa, se lee poesía, se escucha música, se conversa y se ríe con los amigos que
ya no están, pero están también presentes quienes hace pocos día saludé, Don
Rigo me cuenta de sus últimos viajes y amores; oigo español, leo latín, hablo francés y pienso
en ingles; saludo a papá, me dice que todo estará bien; aparezco en la playa,
me sumerjo y salgo en la cima de una montaña, el Avila; ando por caminos
boscosos, peregrino por calles urbanas y hago procesiones; saludo al apóstol, “ultreia
y buen camino”, la virgen pastora me mira y me responde “et suseia”, vuelvo a
leer, vuelvo a viajar, vuelvo a besar, vuelvo a amar, vuelvo a despertar…. Aquí
estoy, en absoluta intimidad entre letras.
Vuelvo a dormir.
20 de diciembre de
2017, 3:17 de la madrugada, ya va, aún es noviembre, pero si es madrugada.
Imagen Nyx. La
Nuit. Diosa de la Noche de William-Adolphe Bouguereau – 1883.
Fotografia
tomada de https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=59232
Comentarios
Publicar un comentario