Areté para Roberto Emmanuel


Fernando le dedicó ética a Amador; mucho antes, casi 25 siglos antes, Aristóteles  hacía lo mismo a Nicómaco, las magníficas reflexiones en esta obra seguramente inspiraron al primero a transmitir y perpetuar sus consejos, pensamientos, experiencias y mejores deseos a su descendencia,  no puedo yo dejar de sentir la inspiración en hacerlo contigo, especialmente en estos días de profunda introspección, recogimiento y meditación.

Quería dedicarte también ética, pero preferí poner otro nombre, en fin, esas versiones de ética ya las leerás a su tiempo; y para no alejarnos, tu y yo, de esa fuente, de esa inspiración clásica, prefiero dedicarte Areté, Areté para Roberto Emmanuel.

Son literalmente cientos, muchos más, son miles, los pensamientos y sentimientos que me embargan desde el primer momento que supe de tu venida, desde que decidiste que fuéramos tus padres, desde que me elegiste como tu papá. Incertidumbre, ansiedad, alegría, esperanza, preocupación, y muchos más, las que me hacen querer decirte cosas, enseñarte, dejarte conocimientos y experiencias, mostrarte lugares, que aprendas nuevas palabras, veas paisajes espectaculares, que compartas a plenitud con amigos, que camines por espacios nuevos, que cada día cuando vayas a dormir sepas que algo nuevo aprendiste, espero que la vida nos regale el tiempo suficiente para eso.

¿De qué va lo de areté?

Al igual que la idea de ética fue ampliamente desarrollada en la Grecia clásica y hoy en día sigue siendo difícil de comprender y más aún de implementar, el concepto y alcance de la Areté no es menos complicado, pero de alguna manera recoge lo que con estas líneas y las que iré escribiéndote, tanto las que puedan hacerse públicas como privadas.

La areté a la que hacían referencia los clásicos, particularmente Platón en diálogos como Laques y Menon, no solo comprende la idea de virtud, va más allá, es más elevado, es una solo palabra, una sola expresión que comprende la esencia de la excelencia, es la sabiduría, moderación, contemplación, justicia, sofrosine, armonía, equilibrio, valentía, y muchas otras virtudes, que deseo las vayamos cultivando y que te hagan un hombre de bien, de honor, de firmes principios, de genuinos valores, todos ellos que en muchas oportunidades no necesariamente se identificarán con aquellos que tradicionalmente nuestra sociedad trata de imponer, y para lo cual hay que estar muy preparados para discernir y es con esa intención que te dedico y dedicaré mis palabras, mejores deseos y todo mi apoyo en que logres esa areté.

La idea de libertad.-

Vendrás al mundo en momentos complejos y un lugar que tampoco hace fácil en crecer y desarrollarse, no es que en otros tiempos y espacios existan garantías para una mejor vida, pero lo cierto es que no solo tu concepción, sino tu bienvenida a la humanidad será en Venezuela, y no obstante cualquier camino o destino posterior, serás venezolano, y eso te marcará e incidirá en ti, en lo que decidas ser.

Roberto, hijo, Venezuela es más que un país, y ser venezolano, es más que una nacionalidad, ser venezolano, transciende  cualquier lugar en el que en tu desarrollo hayas de habitar, los amigos que tendrás, o cualquier otra nacionalidad que puedas ejercer.

Llegarás en un momento en que fuerzas del mal atentan contra el paraíso terrenal, con la tierra de gracia,  en la que la maldad se dirige a frustrar vidas que no solo como las de tus papás, tus tíos y abuelos ya transitamos un buen trecho, en la que se atenta contra niños por venir como tú, y aquellos de cortas edades, quienes tienen que padecer, al igual que sus padres, las más abominables agresiones mediante limitaciones a la alimentación y a las más esenciales medicinas, con no otra intención de doblegar nuestra voluntad y dignidad, simplemente esclavizarnos.

Si hay algo que debes tener presente desde que seas consciente es que tu no vienes al mundo para ser esclavo de nada ni nadie, no para ser servil, ni de personas ni de ideas, vienes al mundo a ser libre. No aceptes nunca, de nadie, ni siquiera de tus propios padres, menos aún de extraños, y peor de quien quiera presentarse como autoridad, mandatos u órdenes sin fundamentos y razón, eres y serás dueño de tus actos, de tus ideas, de tu cuerpo, de tu tiempo, de tu vida, con las consecuencias que ello conlleva.

Elegiste venir a este mundo y nacerás para ser libre, para hacer todo lo que se te esté dado, así como inspirar y alentar a otros a hacerlo, pero ello no significa que tal libertad sea caprichosa y menos que esté exenta de responsabilidad, por el contrario, exige gran preparación y mucha reflexión, y eso ha de empezar desde muy temprano. Deberás obedecer a tus padres y maestros no solo por la autoridad que  representan sino porque te aman y quieren lo mejor para ti, por eso sabrán explicarte las razones de sus instrucciones, y si no lo hiciéramos y crees que no has de cumplirlas, con mayor responsabilidad y preparación deberás justificar tu posición. Te sorprenderás los resultados, sea que termines cumpliendo o no las instrucciones.

Muchas veces no comprenderás completamente las decisiones de tus padres, y muy especialmente las mías, pero es bastante difícil hacerse a la idea traer un hijo al mundo para que pretendan que sea esclavo, menos del régimen tiránico que se ha instalado el país, mí país, tu país, Venezuela, convirtiéndola en una impostura, donde a bebés, a niños, a jóvenes como tú, les han secuestrado el futuro y la posibilidad como a otros bebés y niños del mundo a crecer en libertad.

Muchos son los padres de niños venezolanos que voluntaria o involuntariamente se han convertido en agentes de la tiranía que mantiene secuestrado al país, otros simplemente se entregaron a ella, se doblegaron y renunciaron a su dignidad, sirviéndole al más patético servilismo de incurrir a la auto censura, desistir en la justa lucha por los derechos, de las causas nobles. No quiero ser de esos, no seré ninguno de ellos, no te lo mereces.

Hijo mío, llegarás al mundo a clamar por libertad, lucharemos por eso, nos acompañaremos y apoyaremos, estudiaremos juntos, resistiremos juntos, aquí o donde sea, ahora o un poco después, eso está decretado, porque nacerás para vivir en libertad.

Roberto Emmanuel, estoy muy orgulloso y feliz de que me hayas escogido para ser tu papá, tuve la oportunidad de tener y compartir con el mejor papá del mundo, con quien viajé, pesqué, cacé, navegué, volé, estudié, comí, bebí, discutí, me reconcilié, conversé, aprendí y miles de experiencias más, ahora me tocará a mí  ocupar ese lugar, y sé que papá, tu abuelo, desde el cielo nos guiará e iluminará el camino.


Ultreia Roberto Emmanuel, bienvenido hijo mío, feliz año 2018.

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