Secuestro de George Pig en el club Los Cortijos
Quiero creer que los clubes sociales son más que una burbuja para escapar de la grave realidad de Venezuela. Nunca antes nuestro país había sido víctima de agentes del mal capaces de arrastrarlo a niveles de miseria y destrucción como lo que experimentamos día a día. Me atrevo a asegurar que más del 99,9% de la población ha sido víctima de algún hecho delictivo, de un engaño, de algún abuso, de alguna acción propia de los truhanes que han pululado en el foro las últimas dos décadas y han invadido cual plaga todos los ambientes de nuestra sociedad. Es ante esa grave situación que casi que como esperanza para un náufrago a la deriva o un extraviado en el desierto, los clubes sociales resultan como islotes u oasis que ofrecen resguardo ante las hostiles penurias y ambientes. Además de la necesaria dosis de locura que nos hace sobrevivir en esta Venezuela del siglo XXI han cobrado nueva vida y se han reinventado en todo el territorio nacional los clubes sociales, que