Este
año, en el que paso al quinto piso, cinco décadas, medio siglo, diez lustros,
cincuenta años, además del paso inexorable del tiempo muchas otras cosas han
pasado, y a pesar de que estoy en mora en esa celebración que me tenía
pendiente a mí mismo, por lo particular de la ocasión, tanto en la situación
particular, como de la universal experiencia que toda la humanidad estamos
atravesando, no quiero dejar pasar la oportunidad de celebrar éste, mi
cumpleaños número 50 rindiendo homenaje a lo que considero la mayor virtud
humana, la amistad.
En
este par de años hemos experimentado todos en el orbe sentimientos muy
particulares sobre nuestra percepción frente a la vida.
Dudo
que exista alguien que no haya tenido algún conocido, pariente, amigo que hoy
no nos acompañe, no creo que exista persona consciente y sensata que no haya
reflexionado sobre la fragilidad de la vida, y con ello la importancia de
aprovechar ese regalo de la providencia que es el haber compartido momentos
especiales en este viaje humano que se inicia desde el primer hálito hasta
nuestro último suspiro en el que no sabemos a ciencia cierta si todo se acaba,
volveremos en otros cuerpos o ascenderemos a otro plano, pero si hay algo
seguro, que todos aquellos con quienes tuvimos oportunidad de compartir, desde
un saludo eventual hasta convivir y compartir las más inconfesables aventuras,
y no necesariamente relacionadas con la moralidad e intimidad personal sino con
la complicidad espiritual, al saber de nuestra partida serán nuestros
verdaderos jueces de como llevamos adelante nuestro papel es esta existencial
obra.
En
vísperas de mis diez lustros, los cuales considero y asumo como un nuevo
renacer a nuevos proyectos, nuevas rutas y destinos, potenciado todo ello con
las reflexiones y aprendizajes de estos complejos 20 meses, no me queda más que
agradecer a todas y cada una de las personas, momentos, experiencias, paisajes,
sabores, ritmos, lecturas, golpes, que han hecho lo que hoy soy.
Me
confieso promotor y defensor a ultranza de la mayor virtud humana como lo es la
amistad por lo que implica, incluso más allá del hecho de la familia que por
naturaleza es una situación azarosa y por tal razón es que entre los parientes
debe inculcarse es la formación de amistad, principalmente entre padres e hijos
(pero este no es momento para ese tema).
Recordando
y reviviendo tantas experiencias, vivencias y aprendizajes, lo que más me
dolería en el alma al momento de la inevitable partida, sea la mia, que espero
me corresponda en diez lustros más y que pueda llevarlos con salud (aunque
sabemos que no ocurre de esa manera) o de cualquiera de ustedes, es que no
tengamos nuevas ocasiones para decirnos y confirmar ese agradecimiento por
formar parte de mi vida aunque los múltiples caminos de todos recorremos nos
imposibiliten escribirnos, conversar, tomarnos un café o mejor aún toda una
botella de un buen Whisky.
Siempre
uno se imagina poder tener una fiesta, o una reunión, a la que asistan todas
esas personas importantes para uno, y por lo general suelen ocurrir, lástima
que muchas veces no son divertidas porque por lo general son velorios, y el que
debería disfrutar la visita es el difunto, además, con esto de que ya la gente
vive en otros lugares, uno ha estudiado y vivido en otras latitudes y con lo de
las medidas de bio seguridad, tampoco hay mayor esperanza de nutrida
asistencia.
Es
ante lo narrado, y mi todavía vigente interés en celebrar mi cumpleaños 40, de
lo que confieso estoy en mora, antes de su prescripción, asumo que para esos 50
años si los celebre pero de una manera especial y para ello quería contar con
tu presencia y ayuda.
No
será un rumbón, cero mariachis y cosas pavosas, si puede suprimirse por
completo la cancioncita de cumpleaños mejor (Que bien que no se debería soplar
más), ni cena, ni grupos...
¿Qué
quiero?
Un
desayuno, precedido de un breve acto o una misa mejor, conmemorativo a esa gran
virtud humana que es la amistad, donde todos los asistentes podamos agradecer
por esa oportunidad de poder compartir y agradezcamos también por todos
aquellos que hoy no están pero nos acompañaron, que partieron en estos meses
tan complejos o antes.
¿Cuándo?
Yo
nací el miércoles 16 de febrero de 1972, este año 2022, el 16 de febrero cae
igualmente miércoles.
No
se diga más.
Puede
ser a las 10 am. y a más tardar a la 12 y media estamos listos. así quien deba
ir a trabajar puede ir in rato y ya.
¿Dónde?
Un
lugar que a pesar de no ser asiduo visitante como lo fue mi padre o mi madre
pero que forma parte de mi formación es el Club Los Cortijos.
Aquí
no podemos como arriba indicar no se diga más.
Estamos
coordinando.
¿Cómo
se hace?
Por
evidentes razones de logística y bio seguridad hay que indicar al club las
personas que van a asistir, como la actividad principal es in desayuno, se ha
estimado que el costo por persona sea de US$ 10,00.
Entonces, de querer y poder ir, lo único que tienes que
hacer es llenar el formulario indicando el pago o transferencia, indicar los
datos de las personas que asistirán y ya.
Salud,
Mi
mejor regalo es que estés acompañándome.
Enlace
al formulario:
https://forms.gle/uSy315aGn9gqt5zGA
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